sábado, 19 de octubre de 2013

El método

La actualidad semanal en Barcelona ha venido marcada por la presentación del libro de Francisco Marco en el que  relata su versión de los hechos del restaurante La Camarga, en que la actriz principal fue nuestra ínclita Alicia, la del país de las maravillas; y como estrellas invitadas lucieron desde los servicios de inteligencia de la policía (nacional de España y olé), algún que otro político del PSC al que la amistad personal con la jefa del PP catalán le confunde gravemente el juicio, y como no, la rutilante exnovia del hijo del president Pujol, a la que a todas luces utilizaron en una mascarada para marranear -nunca mejor dicho- el antiguo oasis catalán. Además de un montón de figurantes que se han llevado un montón de palos policiales y mediáticos por haber estado justo donde no tocaba en el momento menos oportuno.

Con independencia de la veracidad de las afirmaciones vertidas por el señor Marco en su libro, así como en la primera entrevista que concedió en todo este tiempo a una televisión, que pueden ser cuestionadas del mismo modo en que se puede cuestionar -y mucho- la versión de la propia Alicia Sánchez, hay una cosa que es irrefutablemente cierta. Tras el levantamiento del secreto del sumario, al responsable de la agencia de detectives Método 3 no se le ha imputado ningún delito, tras meses de linchamiento político, público y mediático. Lo cual resulta muy significativo de que, cuando menos, la agencia de detectives ha sido un mero instrumento, como así viene proclamando su director, para alcanzar unos fines muy oscuros pero que ya se vislumbran de algún modo en el horizonte.

Como ya en su día ocurriera con aquella extraña alianza entre PP e IU para hacerle la "pinza" al PSOE gobernante (y que a la postre resultó catastrófica para Izquierda Unida), todo el mundo da por sentado  -y el señor Marco sin referir ningún nombre en concreto concede verosimilitud a esa interpretación en un extraordinario ejercicio de prudencia- que el señor Zaragoza, peso pesado del PSC, urdió la cita entre la exnovia pujoliana con la Sánchez Camacho con el muy loable fin de dinamitar desde los cimientos al gobierno catalán. El tiro salió por la culata, y Zaragoza está ahora en el exilio político, y la Camacho en unas arenas movedizas que le cubren ya bastante más arriba de las rodillas, expuesta a un desgaste político que puede significar el comienzo del acoso y derribo de su liderazgo en Cataluña.

Pero es que también  todos cuantos conocen de cerca el caso conceden que las cloacas del estado, en forma de fontaneros adscritos a los servicios de la policía estatal, actuaron de forma contundente e ilegal para salvaguardar la reputación y posición de Alicia, haciendo verdaderas marranadas de todo tipo para desviar la atención sobre su metedura de pata (si es que se puede hablar en estos términos de una operación que en el fondo pretendía derribar al gobierno de CiU) y centrar el foco sobre personajes secundarios, y lo que es peor, totalmente irrelevantes en el asunto.

Marranadas cuyo broche de oro fue el famoso informe de la UDEF, que como bien decía el señor Marco en la entrevista, no era falso, no. Lo que era falso era su contenido, desde la primera palabra a la última. Y por cierto, la actuación del Ministerio del Interior en este asunto resultó de un patetismo alucinante, sobre todo teniendo en cuenta algunas de las "contundentes" declaraciones del señor ministro. Que como todo el mundo sabe, forma parte de una de las familias más influyentes del PP catalán, primer interesado en que el asunto no se saliera de madre como ha acabado sucediendo, al más típico estilo de las riadas mediterráneas a que tan acostumbrados estamos en Cataluña.

En definitiva, unas pocas conclusiones. Primera, en este país las operaciones encubiertas se hacen tan mal como casi todo lo demás, de forma chapucera y sin atar las cabos sueltos, y acaban explotando en la cara de sus diseñadores, lo cual ya es para defenestrarlos a todos por incompetentes. Segunda, que aquí lo único que hemos aprendido de la democracia anglosajona es la vertiente sucia, el lado oscuro de la fuerza. La tradicional dignidad con que se acometía en Cataluña la labor política ha dado paso al "todo vale" en el sentido más literal de la palabra. No se trata de conquistar el poder por la fuerza de los propios argumentos, sino de tender trampas al adversario y hacerle morder el polvo de la peor de las maneras. Si para ello son precisas alianzas contra natura, se recurre a ellas sin mayor escrúpulo. Si se tiene que recurrir a métodos casi delictivos (o sin el casi) se utilizan sin torcer el gesto, sin reparo alguno. Si hay que cargarse la vida de unos cuantos que estaban por medio, el fin justifica las nobles aspiraciones de poder de los partidos presuntamente democráticos. A fin de cuentas, en toda guerra hay víctimas colaterales inocentes.

Menuda mierda, concluyo sin lugar a dudas. Menuda mierda nos ha tocado vivir con esta gentuza que se ha demostrado capaz de cualquier cosa con tal de conseguir sus objetivos. Mala gente, peligrosa, de la que la sociedad debería deshacerse sin dilación ni contemplaciones. Son la viva demostración de que más que al servicio público se deben a su ansia de poder. No se trata de partidos políticos, sino de un conglomerado de bandas facinerosas incrustadas en las estructuras democráticas, de las que sus dirigentes se sirven para sus ambiciones personales, por mucho que las revistan con un programa político para la sociedad.

El señor Marco puede que no sea un ángel, pero a fin de cuentas se trata de un detective, y los detectives bucean en la mierda de los demás, y siempre por encargo. En ese sentido la suya es una profesión honorable, porque todo el mundo conoce las coordenadas en las que se mueve. También en ese sentido, el señor Marco es un mero agente, en el sentido literal del término (persona que gestiona asuntas ajenos o presta determinados servicios), mientras que todos los demás actores de esta tragicomedia han actuado activamente con fines totalmente innobles, y por tanto reprobables desde el punto de vista político con la máxima contundencia.

Pero, de momento, sólo ha pagado con su dimisión José Zaragoza, uno de los personajes más peligrosos y desconocidos de la vida política catalana. El factótum del PSC desde hace muchos años, desde que el clan del Baix Llobregat se hizo con las riendas del partido y arrinconó al sector catalanista. Sus malas artes y su mala leche son bien conocidas en la calle Nicaragua, donde ha hecho y deshecho a su antojo hasta su caída en desgracia.

Mientras tanto, Alicia sigue en el país de las maravillas. ¿Hasta cuando?. Uno se siente tentado a suponer que, por lamentable que parezca, en este momento el PP catalán no tiene recambio para una figura que se ha encumbrado a altas cimas de popularidad mediática, más bien debido al bajísimo perfil de sus posibles contrincantes al liderazgo que a sus propios méritos. Así que harán todo lo posible para sostenerla hasta que los resultados electorales no satisfagan a la calle Génova y se vean forzados a sustituirla.

Dios nos libre de según qué recambio nos inflijan.




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