sábado, 5 de enero de 2013

Astrología versus economía

Empezamos el año con noticia sonada, pero que ha pasado desapercibida en la mayoría de los medios. El economista jefe del FMI, monsieur Blanchard, ha reconocido que el Fondo se equivocó en las estimaciones del impacto económico de las medidas de austeridad impuestas a los gobiernos europeos, y más concretamente a los PIGS, como presunto remedio para salir del atolladero de la deuda soberana.

Hasta aquí muy bien, por aquello que rectificar es de sabios. No obstante, hay un grueso matiz que se omite en todo ese mea culpa entonado por el jefe de los economistas del FMI. Y es que errores comete todo el mundo, hasta las mentes más prescientes, pero este es de tal envergadura que me deja sin posibles calificativos con los que  complementarlo con justicia. Ni sobresaliente, ni mayúsculo, ni colosal, ni galáctico siquiera. Este error es  de los que deberían hacer mella en el orgullo de todas las facultades de economía y escuelas de negocios del mundo, y someterles a la cura de humildad que realmente merecen. Despojarles ya de una vez del calificativo de "ciencias", que nunca lo han sido. Las económicas, me refiero.

Hace unos días, mi buen amigo Vicente me sugirió que hiciera una entrada del blog tal como la de hoy. Perorábamos en una de esas reuniones  navideñas sobre la efectividad de las predicciones económicas, y las comparábamos con el grado de racionalidad y fiabilidad de las predicciones astrológicas. Concluimos que eran muy similares, con la diferencia de que los astrólogos no han conseguido tener cátedra en las más prestigiosas universidades mundiales, ni crear escuelas tipo ESADE o London School of Economics donde impartir sus masters y conferencias; ni mucho menos aspirar al inexistente premio Nobel de Astrología, por mucho que ambas disciplinas tengan el mismo grado de prestancia "científica", a los ojos de la ciencia dura, que es la única que puede autocalificarse de tal modo.

En fin, que el señor Blanchard me ha servido en bandeja la comparación, que ha resultado ser ventajosa incluso para las astrólogos. Según el economista jefe, se equivocaron al estimar el multiplicador fiscal, que no es otra cosa que el factor por el cual se prevé que los recortes presupuestarios de los gobiernos afectarán al PIB de cada país. El FMI estimó al principio que el condenado factor era de 0,5, es decir, que por cada euro de recorte presupuestario se contraería la economía en medio euro. Si recortamos 10.000 millones, el PIB se reduce en 5.000 millones.

Mas no, resulta que dicha estimación era insuficiente, y ahora calculan que el multiplicador fiscal era de 1,5. O sea, que cada euro de recorte se traduce, en realidad, en una contracción económica de euro y medio. Cuando mi gobierno recorta el presupuesto en 10.000 millones, el impacto en la economía real es de 15.000 millones negativos. A eso le llamo yo un error de tomo y lomo.

Y es que, naderías aparte, estamos hablando de una desviación del 200 por ciento, lo cual no es sino una soberana atrocidad, porque no hay modelo matemático alguno que admita desviaciones de este calado y se siga atribuyendo el calificativo de científico. Puestos a decir, para las decisiones que se han tomado, igual hubieran podido valerse de la carta astral de la señora Merkel, y el resultado no hubiera sido tan abismalmente demencial como este. Y lo escribo sin ánimo retórico alguno.

Pero además, en todo ese reconocimiento de la cadena de equivocaciones se oculta algo mucho más perverso. Las desviaciones respecto a los cálculos proyectados pueden ser de muchos tipos, pero algunas pueden tener efectos mucho más nocivos, aún siendo de la misma magnitud. Como ejemplo nos vale este mismo asunto. Si un recorte presupuestario de 10.000 millones implica una reducción de la economía en 5.000 millones, resulta bastante obvio que la situación está controlada, porque existe una amortiguación del impacto de las restricciones presupuestarias, con lo que el daño será encauzable a medio plazo. Pero si el recorte de 10.000 millones tiene un impacto de 15.000 en la contracción de la economía, nos encontramos en una situación de amplificación de la crisis en toda regla, porque esos 15.000 millones que pierde la economía arrastran a todo lo demás, tiran con fuerza hacia el fondo de una espiral de contracción del consumo y de los ingresos impositivos y fuerzan aún mayor austeridad presupuestaria, que a su vez contrae aún más la economía.

Así que entre un multiplicador del 0,5 y otro del 1,5 no tenemos sólo una desviación astronómica, sino la diferencia entre un factor amortiguador de la crisis y otro factor amplificador totalmente opuesto. Y eso es lo que ahora reconoce el FMI: que las medidas de austeridad extrema están amplificando la crisis de los países europeos, y acabarán arrastrando a toda la zona euro a una situación cataclísmica exclusivamente fundamentada en el hecho de que el barco se hunde y Alemania se ha encaramado a lo alto del palo mayor. Pero se hundirá igualmente si no se rectifica pronto o no se tiene algún golpe de suerte.

Como que por ejemplo, que la conjunción astral de los próximos meses sea favorable al signo zodiacal de la señora Merkel. Bonita manera de empezar el año.

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