domingo, 29 de septiembre de 2013

A vueltas con el cambio climático

Esta semana ha sido noticia, de nuevo, el cambio climático. Sin embargo, las conclusiones de todas las reuniones de expertos siguen siendo las mismas. Descoranozadoras, porque insisten en un tipo de solución, si es que existe, absolutamente inaplicable.

En primer lugar, es bastante lamentable que la apisonadora mediática insista machaconamente en la aparente unanimidad de la comunidad científica no sólo sobre las causas, sino sobre la naturaleza misma del cambio climático.Por lo pronto, son muchos los reportes de distinguidos científicos que cuestionan en voz baja, las aparentes conclusiones aplastantes de la autoproclamada corriente dominante en el ámbito climático. La verdad es que todavía no se sabe si el cambio climático es permanente o si es una de tantas fluctuaciones seculares del clima de la tierra, que en ocasiones duran un par o tres de siglos, como ya sucedió en el pasado reciente pero a la inversa (la pequeña edad de hielo de mediados del milenio anterior).

Falta una serie temporal lo suficientemente larga que demuestre si el cambio es permanente o no. Pero aún falta mucho más, como saber si realmente las causas del cambio, en el supuesto de que se establezcan de forma indiscutible, son debidas de forma primordial a la actividad humana, o bien tienen causas astronómicas relacionadas con el ciclo solar. Bien pudiera ser que las causas fueran múltiples y se sumaran unas a otras, o incluso que hubiera fuerzas que actuaran de forma contradictoria, como el hecho -este sí claramente demostrado por los contrastados ciclos glaciales de los últimos milenios- de que el período interglacial de los últimos miles de años está llegando a su fin, con lo que este calentamiento podría ser el preludio de un enfriamiento mucho más catastrófico desde todas las perspectivas. Si el hielo llega de nuevo a cubrir todo el hemisferio norte en unos pocos cientos de años eso sería infinitamente más grave desde el punto de vista de subsistencia de la especie humana que un calentamiento progresivo pero dentro de los márgenes que posibilitan la vida, y especialmente la agricultura.

El tema del cambio climático es muy problemático porque cualquiera mínimamente versado en cuestiones de estadística sabe que a veces hay factores que muestran correlación pero que no están vinculados, o lo están mucho más débilmente que lo que parece a primera vista. Hay un caso que por hilarante no deja de ser paradigmático: una prestigiosa revista (la New England Journal of Medicine) publicó un artículo en el que se dictaminaba que los países con mayor consumo de chocolate tienen más premios Nobel, por lo que deducía que el consumo de chocolate incrementa la inteligencia. El estudio obviaba el hecho -como hacen la mayoría de los analfabestias que pululan por los medios de comunicación de masas-  de que la correlación no implica relación de causa a efecto. Ni mucho menos, y hay toneladas de noticias publicadas en la prensa en que se toman como indiscutibles correlaciones mal fundamentadas que dan para reirse mucho, sobre todo en temas médicos y alimentarios.

Así que en el asunto del cambio climático, por mucho y muy alto que berreen los voceras oficiales, estamos muy lejos de poder afirmar nada con certeza, lo cual ya sería motivo para reflexionar antes de proponer según qué medidas. Por supuesto, es cierto que debemos buscar el método de mantener el planeta lo más limpio posible y sobre todo con una gestión adecuada de los recursos energéticos. Pero eso está muy lejos de afirmar que debemos parar en seco para detener el cambio climático.

Dejando a un lado la barbaridad política de pretender que los países en vías de desarrollo renuncien a los mismos métodos que antes hemos usado en occidente sin compensaciones de  algún tipo (y aún con ellas, me temo), hemos de considerar el hecho de que el cambio climático podría muy bien ser inmune a cualquier iniciativa que adoptara la humanidad al respecto, aunque regresáramos voluntariamente a la edad de piedra. Si hay algún factor relevante más que la mera contaminación industrial y energética, cualquier iniciativa que adopten los gobiernos estará condenada al fracaso, no sin antes haber condenado a la mayoría de la población a penurias y sinsabores sin cuento, a causa de políticas restrictivas, y por tanto muy encarecedoras, del consumo de energía. Donde, qué curioso, los ganadores siempre serán los mismos, es decir, los grandes lobbies energéticos mundiales.

Así pues, lo racional sería que en vez de tratar de "regresar" a una situación anterior de menor producción de gases de efecto invernadero, nos pusiéramos todos a remar en la única dirección en la que podemos ciertamente hacerlo con un mínimo de efectividad: asumir que el cambio climático existe, que nada vamos a poder hacer por revertirlo, y que nos toca empezar a adoptar las políticas que nos lleven a adaptarnos a él de la mejor manera posible. En vez de luchar contra algo que nos supera (desde el punto de vista de la comprensión científica, de la predicción climática y de las acciones necesarias para revertirlo), deberíamos nadar a favor de la corriente y prepararnos, durante los próximos cien años, para adaptarnos a un planeta previsiblemente distinto pero todavía habitable. Todo ello sin dejar de luchar para hacerlo todo de una manera más limpia y sostenible, por descontado.

Es más que posible que la inercia del cambio climático sea tan grande que ni la supresión absoluta de las emisiones de gases de efecto invernadero llegara a frenarlo, porque aunque parezca minúscula a escala cósmica, la Tierra es un sistema físico enorme y una vez calentado, su enfriamiento será mucho más lento que el transcurso de unas cuantas generaciones humanas. Todo ello sin contar que los mejores modelos climáticos dan márgenes de error tan abultados que sonrojarían (y de hecho sonrojan) a cualquier físico avezado. En definitiva, en vez de tratar de poner una más que improbable marcha atrás, lo razonable sería adaptarse a las circunstancias y empezar a trabajar por un futuro con un clima distinto y ponernos manos a la obra aceptando que hay cosas contra las que no podemos luchar porque exceden de nuestra capacidad, incluso en el supuesto de un consenso mundial absoluto y definitivo.

Lo demás son cuentos apocalípticos que persiguen un fin que se me antoja muy turbio. Como siempre.

1 comentario:

  1. En relación con este tema, se recomienda el visionado del documental "Una verdad incómoda".

    Artículo en la wikipedia en español: Una verdad incómoda

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