viernes, 22 de diciembre de 2017

Lo que va a pasar

Y con este título no me refiero a lo que va a suceder en Cataluña en las próximas semanas, meses o años, porque las predicciones a medio plazo en política no sirven de gran cosa, como se ha visto reiteradamente en el pasado y en el presente, para gran disgusto del bloque unionista, y especialmente del PP.  Sin embargo, hay cosas que ocurren de modo casi automático, y cualquiera con unas mínimas nociones de física lo sabe.

Por ejemplo, si se mete presión a un sistema que no tiene una vía de escape, el gas de su interior se calienta, tanto si es un resultado apetecible como si no. Cuanta más presión, más calor, y llega un momento que no sólo se calenta el gas, sino que el recipiente que lo contiene puede resultar insuficiente. Resultado: la caldera explota, por poner un ejemplo clásico. 

Con el independentismo se ha demostrado con creces ese principio físico: cuanta más presión recibe, más se recalienta. En las condiciones en que se ha aplicado el pressing sobre Cataluña, la resistencia del gaseoso cuerpo independentista se ha manifestado como lo hace la primera ley de la termodinámica en una olla a presión. O sea, lo que va a pasar en los próximos años es que cuanto más se insista en el camino de la presión política, institucional, mediática y judicial, más se va recalentar el gas independentista. Los  "indepes" no se van a rendir fácilmente, por lo que apunto que una solución a medio plazo para el pollo que tiene montado Rajoy, podría ser aflojar las tuercas y hacer concesiones para ir diluyendo la resistencia catalana. 

Lo que también va a pasar  es que el PP habrá de afrontar una refundación total y absoluta, o el poder financiero mediático que ha aupado a Ciudadanos, que es la Marca Hispánica del neoliberalismo "limpio", hará que los populares caigan  de forma tan brutal como lógica, porque en lontananza se adivinan más sentencias sobre la corrupción del partido gobernante que no harán más que ahondar la hemorragia que padece. La mano que mece la cuna no está para muchas gaitas cuando se trata de controlar los destinos de las Españas. C's nació como un experimento que ha cuajado más que Ariel en las estanterías de los supermercados (porque lava más blanco), y si no hay un vuelco importante en la márketing político, la marca de moda de la derecha va a ser naranja en los próximos años, y el azul omnipresente hasta ayer mismo, se va a ver relegado a los sitios menos vistosos de los lineales de ese autoservicio llamado democracia. Y ya saebmos que el poder no tiene entrañas ni sentimientos, y que si hay que dejar caer al PP, lo hará sin nostalgia y sin miramientos.

Y lo que va a pasar es que la pobre Arrimadas, que en el fondo es buena chica y cree en lo que dice, va a empezar a ser canibalizada por su propio partido, ante la imposibilidad -ahora y siempre- de llegar a gobernar en Cataluña. Si algo desgasta más que el poder, es ser la jefa de la oposición con carácter permanente sin que nunca llegue a saborerar una miel tan cercana a los labios. O mucho me equivoco o Inés Arrimadas, que ahora ha alcanzado una resonancia enorme gracias a que es la única presencia mediáticamente aceptable en C's aparte de Albert Rivera, va a ver como sus teóricos segundos de a bordo empiezan a conspirar para quedarse con el pastel que ella ha cocinado con los ingredientes que le han suministrado los citados señores Rivera y los que mecen la cuna.


El experiment C's en Cataluña tiene un recorrido cuyo límite es el conseguido en estas elecciones o tal vez un poco más, pero su deriva  para ocupar un centroderecha teórico -antaño  propiedad del PP- le impedirá conseguir una coalición con los partidos de izquierdas (que no quieran suicidarse). Por tanto, la lógica política de todo esto es que el empuje de Arrimadas en Cataluña es sólo un factor de impulso para un proyecto mucho más ambicioso, como es el de llevar a Rivera a la presidencia del gobierno español. Un objetivo que, justo ahora, no parece nada lejano, teniendo en cuenta el marasmo en el que está sumido el PP, y el bombazo que será el juicio de los ERE  de Andalucía para el PSOE. Y en todo este proceso, Arrimadas va a tener que hacer muchos equilibrios para mantener una cuota de poder en un partido que tendrá vocación mayoritaria, pero que a ella la tendrá arrinconada en una Cataluña en la que los Girauta, Carrizosa y compañía van a querer tener mucho más protagonismo que actualmente. De momento, ella le ha hecho un favor inmenso a su jefe de filas. Veremos si en el futuro Rivera sabe recompensarla, o si la sacrifica como el peón que es en el tablero español. Un peón que casilla a casilla, ha llegado muy lejos, pero sin conseguir ser la dama.

Yo le recomendaría un visionado intensivo de las tres temporadas de esa espléndida serie danesa que es Borgen, que muchos políticos influyentes han calificado como la mejor y más realista ficción jamás rodada sobre los entresijos de la política parlamentaria, con sus encajes de bolillos, deslealtades, conspiraciones de guante más o menos blanco y, por supuesto, sus traicioneras puñaladas por la espalda. 

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